jueves, 23 de agosto de 2007

QUE ENTENDER POR MEMORIA HISTÓRICA


En el marco del IV Aniversario de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, la Comisión Regional de Familiares Víctimas de la Violencia Política juntamente con la Dirección Regional de Educación vienen organizando la ceremonia cívica por el lanzamiento del Proyecto Educativo Regional de San Martín. Con esta ceremonia se dará inicio a toda una semana de actividades que se han programado por la justicia, las reparaciones y la memoria de las víctimas que perecieron o desaparecieron durante el conflicto armado interno que sufrió el Perú entre los años 1980-2000.

El tema de este año gira en torno a la memoria histórica como medio de procesar la violencia y construir una sociedad democrática y pacífica. Pero ¿qué entendemos por memoria histórica? Y ¿cómo nos ayuda en la construcción de una sociedad democrática y pacífica?

La memoria histórica nos remite necesariamente al pasado y, en este caso específico, a un pasado doloroso lleno de muerte y desolación. Pero su mirada al pasado no se origina en el rencor ni en la desesperanza sino, todo lo contrario, en el porvenir de una sociedad justa y equitativa con la esperanza de superar y prevenir esos hechos para que no se repitan. La memoria histórica tiene tres elementos importantes: 1) memorias (recuerdos) individuales, 2) narraciones colectivas, 3) memoria histórica propiamente dicha. Esto en medio de un proceso largo y difícil.

Las memorias o recuerdos individuales en San Martín son múltiples, todas ellas están marcadas por las últimas imágenes o palabras de los familiares que perdieron. Muchos de ellos repiten mentalmente el interminable recorrido que hicieron para encontrar algún familiar desaparecido por las diferentes dependencias policiales, militares, judiciales, hospitales o fosas comunes. Su búsqueda interminable fue guiada por la esperanza de encontrarlos vivos o por saber las verdaderas razones de su detención o desaparición. Muchos sufrieron detenciones arbitrarias o fueron secuestrados o reclutados forzosamente. Producto de estos hechos muchos sufrieron torturas, asesinatos o sufrieron lesiones graves. Hubo violencia sexual contra la mayoría de mujeres. Las ejecuciones extrajudiciales fueron práctica común en esos días.

Según los datos que encontramos en la Tabla Intermuestral del Informe Final de la CVR, los Censos por la Paz 2001-2005 y la lista inicial de “Los Peruanos que faltan” que obra en manos de la Defensoría del Pueblo, la cifra aproximada en San Martín llega a 2,920 víctimas muertas y desaparecidas: Huallaga 94; Rioja 80; Bellavista 105; Picota 93; El Dorado 142; Moyobamba 183; Lamas 277; Mariscal Cáceres 349; San Martín 244; Tocache 1,245; sin ubicación 108. Esta cifra no considera los casos que no fueron denunciados ni testificados ante dicha Comisión ni ante ninguna otra institución.

El estimado de los no registrados se calcula en 1,000 víctimas más. A ésta cifra se suman las víctimas sobrevivientes de tortura, mutilación física, violaciones sexuales y los que fueron encarcelados injustamente que, según los datos obtenidos de las 21 organizaciones de víctimas existentes en la región, suman 300 aproximadamente. A esto hay que agregarle los nombres de los familiares de los muertos y desaparecidos, es decir, mamá, papá, esposa, esposo, hijos e hijas que son calificados como víctima. Con un simple cálculo matemático podemos determinar la cifra aproximada de víctimas en la región: 2,920 + 1,000 x 6 + 300 = 23,820.

Todos ellos tienen sus propios recuerdos que vienen a formar parte de sus memorias individuales producto de sus propias interpretaciones del pasado. En la medida de que esos recuerdos se van organizando a partir de coincidencias comunes se van formando las narraciones colectivas. Para que esto pueda suceder hay que conocer los hechos, interpretarlos y expresarlos creativamente, esto con la finalidad de ayudar a la población a encontrarle sentido a su pasado. Las narraciones colectivas casi siempre comienzan con las víctimas sobrevivientes o los familiares de los muertos o desaparecidos. Esto se va extendiendo lentamente a otros sectores de la sociedad: colegios, centros culturales, iglesias, etc.

Una muestra de ello es el 1° Concurso Regional de Canto, Dibujo, Teatro y Danza organizado por la Asociación Regional de Familiares Víctimas por la Violencia Política de San Martín (ASREFAVISAM) en el mes de agosto del año 2004 en coordinación con la Asociación Paz y Esperanza. Esta convocatoria fue dirigida a los y las estudiantes de los diferentes colegios, institutos y universidad de la región y tuvo como lema “Pintando la Verdad”. A través de este concurso los estudiantes pudieron plasmar su interpretación de los hechos y sus expectativas para el futuro. Resignificaron los símbolos de la violencia y pusieron las bases para un nuevo mensaje de paz e inclusión. La población afectada se sintió interpretada en cada expresión artística y comenzaron a sentirse hermanados; ya no estaban solos ni aislados sino que pertenecían a una comunidad esperanzada y esperanzadora con un mensaje de paz y reconciliación.

Por último, la memoria histórica es el resultado final de ese proceso de reflexión, interiorización y resignificación. Tiene que ver con cómo estas narraciones colectivas se convierten en prácticas sociales al ser asimiladas por la población y sus autoridades. En ese sentido, la memoria histórica tiene un profundo impacto sobre las decisiones políticas, la forma de hacer justicia y, por último, las oportunidades de la consolidación de nuestra democracia nacional y regional. Cuando las narrativas son socialmente compartidas y con un impacto sobre las prácticas sociales entonces estamos hablando de memoria histórica. O dicho de otra forma, cuando las narrativas logran conquistar cierta legitimidad simbólica y eficacia social se constituyen en memoria.

El impacto social y político que vienen originando las narraciones colectivas se pueden evidenciar en la formación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación que investigó los hechos; en el Informe Final que presentaron el cual contiene recomendaciones fundamentales para superar la violencia; en la ley 28592 que crea el Plan Integral de Reparaciones; en la conformación de la Comisión Multisectorial de Alto nivel encargada de diseñar los programas de reparación y supervisar su ejecución y el Consejo de Reparaciones encargada de acreditar y registrar a las víctimas y sus beneficiarios; en espacios de memoria como la Alameda de la memoria y del memorial El Ojo Que Llora ubicada en el Campo de Marte en Lima; en la instalación de la muestra fotográfica “YUYANAPAQ: Para Recordar” que actualmente se expone en el Museo de la Nación.

Ese mismo impacto social y político se viene produciendo en nuestra región. Desde el 2004 existe la Comisión Regional de Familiares Víctimas de la Violencia Política de la Región San Martín, que está presidida por la Dra. Rosario Antón Sarmiento, la misma que está encargada de diseñar políticas regionales de reparación y supervisar el cumplimiento de las mismas. Por ejemplo, en Habana se ha levantado el “Ovalo de la Memoria” en homenaje a todas las víctimas del Alto Mayo y la municipalidad de Moyobamba ha institucionalizado el 10 de diciembre como Día de la reconciliación Nacional.

En cuanto a la implementación de las reparaciones, estas han comenzado por las reparaciones colectivas. 05 centros poblados de la región se beneficiarán con estas reparaciones: Pachiza en Juanjui; Alianza y Yumbatos en Lamas; La Victoria y Nuevo Horizonte en Tocache. Cada una de estas municipalidades recibirán un monto de 100.000 nuevos soles que servirá para los respectivos proyectos de reparación colectiva. Entre los proyectos presentados a la CMAN están la implementación de un Centro de Salud; la construcción del mercado de abastos el cual buscará dar trabajo principalmente a los que sufrieron la pérdida de un familiar directo y un local comunal multiusos que contará con un centro de cómputo, aulas para recibir capacitación y ambientes para sus asambleas comunales. En cuanto a las reparaciones individuales estas se vienen dando esporádicamente. Muchos niños y niñas en edad escolar han sido exonerados en sus pagos por concepto de APAFAS y otros viene siendo atendido en el Seguro Integral de Salud.

Aun falta mucho camino por recorrer en cuanto a la implementación de las reparaciones, sin embargo, existe voluntad política para incluir a este sector de la sociedad en el desarrollo de la región. Sus necesidades están recogidas en el Plan de Desarrollo Concertado y forman parte de los objetivos estratégicos de la Gerencia de Desarrollo Social. Como podemos ver la memoria histórica tiene un profundo impacto en las decisiones políticas de tal manera que desde el centro del poder se vienen generando prácticas sociales que ayudan a construir una sociedad más justa y equitativa; una sociedad que se reconoce así misma como multiétnica, multilingüe y pluricultural que va camino a la reconciliación nacional.

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